Llámame


Hace poco empecé a leer el primer libro de una novela, una trilogía: Follarás mañana. Sabía que la novela tenía buenas críticas, que la primera y la segunda parte (más la segunda parte) estaban interesantes, que habían tenido buena acogida por los lectores y eso me incitó a comprarla, a leerla. 

Cuando fui a comprar el primer libro de la trilogía Follarás mañana, no advertí por la segunda parte, no pregunté si la tenían a la venta, no pensé que la primera me podría dejar inquieto por querer leer la segunda, no creía totalmente que terminaría siendo un buen libro (o un buen libro para mis gustos), solo me dejaba llevar por las buenas críticas e ignoraba las malas. En efecto terminé de leer la primera parte quedé ansioso, intranquilo, angustiado porque no tenía a la mano la segunda parte y la cabeza me daba vueltas pensando en que podría pasar en la segunda parte, en cuál sería su continuación (y digo continuación porque falta la tercera parte que aún no se ha publicado y dicho por el escritor, publicará en febrero). 

Decido ir al Hombre de la Mancha, una librería que cuenta con una infinidad de libros y sé que no me defraudará. Una señora muy amable me pregunta que busco: Follarás mañana, respondo. De inmediato queda confundida (es seguro que no conoce el libro), funge el ceño quizá pensando que soy un grosero, un maleducado. Yo le vuelvo a repetir pero ahora agregando: "el libro" Follarás mañana. Ahora todo es más claro para ella y comprende que busco un libro con ese título un poco (creo que es poco) obsceno y que no he predicho lo que posiblemente hará ella luego de salir de trabajar o algún día de estos: <<follar>> (aunque siendo como era la señora presiento que pasa por un mal tiempo de abstinencia sexual). Espere un momento, —dice ella amablemente—, que buscará en el sistema si el libro está disponible. Yo asiento y espero tranquilo, sin problemas, confiando en que el libro está a la venta y hay con suerte uno que espera por mí, por este lector que ha quedado inquieto tras leer la primera parte de la interesante trilogía Follarás mañana. Ella después de revisar la computadora se acerca, presiento por lo que refleja su rostro que me trae no muy buena noticia y tengo toda la razón. Me dice que se han agotado, que el libro solo lo puedo encontrar en El Hombre de la Mancha de Chiriquí y eso me decepciona (porque es seguro que no iré a Chiriquí por el libro). Confiaba en que esa librería contaba con el libro pero el ``Hombre de la Mancha´´ me ha defraudado. La señora me dice que me puede apuntar en una lista y llamarme para cuando llegue el libro (quizá me lo dice para hacerme sentir mejor, para hacerme saber que ellos pueden conseguir los libros que quieran con tal de satisfacer al cliente, aunque sea con engaños, con falacias; con tal, que de momento el cliente se quede tranquilo, confiando a ciegas en el famoso Hombre de la Mancha). Le doy mi nombre y mi número, ella apunta mis datos en una lista no muy llena, solo unos cuantos nombres (esos pocos que confían en el Hombre de la Mancha, y esperan por la llamada de la buena noticia). Listo— dice ella —. Nosotros lo llamamos. Yo sigo confiando en esa librería, pertenezco a ese pequeño grupo de incautos que confían en ella cegados, inmersos en esa cantidad de libros que poseen. Me voy resignado, mi inquietud persiste porque no tendré en mis manos lo que buscaba y tendré que esperar una llamada incierta. Me estoy yendo, cabizbajo; mientras en silencio a la señora le digo: << Llámame, Mujer de la Mancha>>.